jueves, 4 de agosto de 2011

Ultimo día


El llanto de uno de los muchos niños que viven en la callejuela de hojalata en la que habito penetra mi sueño..

Despierto por última vez entre las conversaciones de las mujeres y el sonido del agua al lavar ropa..
Les he escrito una carta a los nenes del orfanato y algo de pena se ha quedado impregnada en las paredes de mi corazón porqué, durante el trayecto en el matatu que me transporta, las imágenes que recibo se hacen tristeza.. y un par de veces me invade una ola de llanto que afortunadamente consigo apaciguar a tiempo..

También sonrío.. "Mzungu, mzungu.." Unos pitufos en el matatu requieren mi atención.. "How are you?" Y tocan mi piel mientras sonríen divertidos.. "Mzungu, good bye!"

Afuera, polvo.. Los matatus se abren paso entre el entramado de vehículos caóticamente dispuestos en el camino..La música desgarra los tímpanos de los que estamos dentro, en lo que parece un bar nocturno con poca ventilación y demasiada gente..


De vez en cuando una camiseta del Barça.. Por lo demás, playeras de propaganda que seguramente han llegado al continente como donaciones y que acaban siendo la única ropa que se puede comprar a precio mínimo...

A medida que nos acercamos al centro van apareciendo los coches europeos y japoneses, y los matatus van perdiendo importancia..

Dos hombres trajeados a mano derecha..

Huele rico; la fragancia dulzona de un perfume caro; el olor a dinero en su expresión más comercial.. El caos se ha quedado afuera.. Aquí no hay ropa de segunda mano, ni matatus, ni niñitos curiosos ante mi blancura.. Aquí simplemente se respira occidente...

Después de los 6 disparos que se escucharon anoche, supongo que inconscientemente necesitaba un poquito de la seguridad reservada a los ricos....


En un par de horas tomaré el taxi que me alejará de este mundo..Lejos de los olores, las miradas, las emociones...Lejos de los nenes que dejé en un viejo edificio de la ONU de un antiguo campo de refugiados somalíes...

Lejos de la mejor versión de mí....



Y sólo espero que una vez en casa, cuando la evidencia de la injusticia no me oprima el corazón y la extrema pobreza no insulte mi ojo, me siga doliendo igual... Me siga importando igual..

Sólo espero que lo vivido se convierta en aprendido, que lo sufrido no forme nunca parte del olvido...
  

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