Iba yo saliendo del súper, bolsa en mano.. la noche acababa de caer y con ella había llegado esta visión nocturna que hace que sólo nos percatemos de la cercanía.. La esquina de mi ojo ha medio registrado una pareja joven con una nena de origen africano que caminaban a mi lado.. La nenita que debía tener unos 4 años, con el pelo a churritos finos de rasta cortita y bambas rojas, iba hablando con sus papás y trotando sin preocupación alguna de un lado al otro de la calle..
Feliz se ha cruzado por delante de mí, obligándome así a levantar la cebeza de la pantallita hipnotizante de mi teléfono para regalarme, dos metros más adelante, la imagen de un africano tirando de un carrito de la compra con trozos de chatarra y maderas varias, y con una cambiante expresión hacia la sonrisa más conmovedora que recuerdo haber visto jamás; viendo emocionado a la nenita pasando a su lado..
No he podido evitar sonreírle..
Pero a mi siguiente abrir de ojos ya no estaba.. Nos hemos cruzado del todo y no ha habido tiempo
para otro primer plano; la escena ha dejado de ser observable.. así que sin poder ni siquiera interpretar su mirada, me he quedado únicamente con las incógnitas sobre lo que estaría pensando o recordando el joven adulto de detrás de ese rostro que llevaba marcados más años de los que seguramente contaba su dueño..
Él ha seguido andando hacia un desconocido horizonte y yo he continuado caminando de regreso a mi casa.. La nenita y su papá me han avanzado corriendo, persiguiéndose contentos camino a casa; he subido las escaleras y he cerrado la puerta detrás de mí para sentarme a escribir esto; el hombre del carrito seguramente todavía está caminando en busca del lugar donde hacer de su carrito un hogar para esta noche... Un hogar en el que hoy probablemente le acompañará la imagen feliz y sonriente de una niñita de tez igual a la suya ; una esperanza quizá de la remota posibilidad de poder pertenecer a este mundo, algún día...
Ja no et donen lot de nadal a la feina?
